lunes, 12 de diciembre de 2011

Mortal

Humano, tú,
animal consentido,
y Enemigo del olvido,
tú, con tu Libre Albedrío
constriñes y regentas
a las fuerzas de la naturaleza.
O eso crees amigo,
porque como la Tierra misma,
de desierto hasta marisma
que para repartir muerte se las pergeña
que repudia sus entrañas y enseña
con candente fulgor lo que la compone,
el hombre con rúbrica interpone
de carne y sangre y conjetura,
piedra sobre piedra y piedra dura
su ley y su medio de vida,
le cuestan a Gaia su fatiga
de inmensa e infinita anomalía
que el hombre crea a su antojo
todo por miedo al olvido y al despojo
pues sabe que un día cualquiera
Muerte llegará, y Muerte no espera...