"Eso es, acércate insensato... recuerda respirar hondo y pausado... puedo olerle desde antes de que siquiera llegara... pobre estúpido... noto como sus pasos tiemblan pensando en mi acecho. Salto, giro. Nada de ruido, nada de ruido... el cuello es la prioridad, me resulta casi increíble... ¡que insensato! mi guarida es su tumba... estoy deseando dar buena cuenta de él... su respiración se acelera, he arañado la piedra, más ruido de la cuenta. Mi sangre se calienta.. silencio... Mi lengua se enjuga, aumenta su temperatura... es generoso, el primero en tres días y está bien alimentado... Cree que me tiene controlado... Mantiene el arco tenso... ni siquiera apunta en mi dirección. ¡Se ha tropezado! Éste es el momento... ¡SALTA!"
...
"no... puedo... ¿qué? no logro... que dolor... debo huir... ¡huir! ha vuelto otra vez, he sido un estúpido... asqueroso primate... ya se levanta otra vez... ahi viene... mejor cerrar los ojos y sentir el golpe seco..."
- ¡Maldita sea!, ha estado a punto de matarme!
-He manejado el garrote lo rápido que he podido, además ¿que te preocupa? este hijo de perra no devorará a nadie más, eso lo aseguro...
domingo, 15 de enero de 2012
sábado, 14 de enero de 2012
Deemstering
El sol va lamiendo las cúspides de las montañas, parece su único consuelo ante una extinción inminente... las praderas dejan entrever las sombras de sus hierbas mas orgullosas, en los lechos de piedras y arboles los pequeños animales se aventuran en la jovencísima noche... en mis ojos anida la gloria anaranjada de este cese diurno, en el infinito puedo ver todo como una paleta de grises difuminados y amarillos de oro, con rojos tímidos pero agresivos y un millar de sonidos silvestres que transporta el fresco viento del atardecer. El cielo, como lienzo de los mismos dioses, se pinta de estrellas y de luna, en un discreto violeta que parece arroparme me el corazón, recogiendo cientos de latidos en una manta de tiempo... parece como si la vista me meciera y mi mente fuera más que esa palabra, entreviendo en este hecho los tejidos mismos de mi propio universo.... es esa música de violines que acompaña al crepúsculo lo que hace bailar a mi alma y detenerme en el tiempo para observar perplejo, como algo tan familiar es a la vez algo bellísimo y complejo.
jueves, 12 de enero de 2012
Jacht
"Frío, afilado como una cuchilla y cristalino como el propio amanecer. Todo frío, blanco perenne y hostil frío. Entre los árboles de humedecida corteza negra veo mis líquenes preferidos. Cuando rozo uno suavemente, la nieve se le desprende como una manta de seda se desprendería del cuerpo delgado de un perchero. Huelo el ambiente. Vaho. Al caminar hacia delante con cautela, me voy hundiendo suavemente en la nieve, que cruje y parece reír cuando me resbalo. De repente noto un sonido... ¿Qué pudo ser? Me estoy poniendo nervioso... tengo que salir de aquí, ¡Ya!... ¡Ellos!, maldita sea mi suerte, yo que había encontrado unos líquenes perfectos... Corro. El fuego me llena los pulmones, escapándose su humo entre mis dientes. Suenan los tambores. Doy saltos sobre las piedras y las ramas... ¡un claro! si tan solo pudiera lleg...
Cortando el viento, una sibilante punta de metal quiebra la ramita de un árbol. Entre los impolutos cristales de frío puro veo aparecer su silueta. Siento una punzada. Mis costillas se separan ligeramente en el vaivén de mi carrera. No puedo seguir. Caigo. La nieve me ha entrado en los ojos, fundiéndose rápidamente. En el suelo parece pesarme diez toneladas el pecho, sube y baja, como los pesadísimos pasos de un gigante. La boca se me humedece... está caliente... quiero dormir..."
-¿Ves hijo? Así podrás alimentar algún día a los tuyos, y quién sabe... puede que cuando seas el jefe llegues a cazar mejor que yo.
Cortando el viento, una sibilante punta de metal quiebra la ramita de un árbol. Entre los impolutos cristales de frío puro veo aparecer su silueta. Siento una punzada. Mis costillas se separan ligeramente en el vaivén de mi carrera. No puedo seguir. Caigo. La nieve me ha entrado en los ojos, fundiéndose rápidamente. En el suelo parece pesarme diez toneladas el pecho, sube y baja, como los pesadísimos pasos de un gigante. La boca se me humedece... está caliente... quiero dormir..."
-¿Ves hijo? Así podrás alimentar algún día a los tuyos, y quién sabe... puede que cuando seas el jefe llegues a cazar mejor que yo.
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