sábado, 14 de enero de 2012
Deemstering
El sol va lamiendo las cúspides de las montañas, parece su único consuelo ante una extinción inminente... las praderas dejan entrever las sombras de sus hierbas mas orgullosas, en los lechos de piedras y arboles los pequeños animales se aventuran en la jovencísima noche... en mis ojos anida la gloria anaranjada de este cese diurno, en el infinito puedo ver todo como una paleta de grises difuminados y amarillos de oro, con rojos tímidos pero agresivos y un millar de sonidos silvestres que transporta el fresco viento del atardecer. El cielo, como lienzo de los mismos dioses, se pinta de estrellas y de luna, en un discreto violeta que parece arroparme me el corazón, recogiendo cientos de latidos en una manta de tiempo... parece como si la vista me meciera y mi mente fuera más que esa palabra, entreviendo en este hecho los tejidos mismos de mi propio universo.... es esa música de violines que acompaña al crepúsculo lo que hace bailar a mi alma y detenerme en el tiempo para observar perplejo, como algo tan familiar es a la vez algo bellísimo y complejo.
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